Llevaba meses y meses sin pasar por aquí, pero ya estoy de vuelta.
El otro día, en uno de esos minutos del día en los que una se siente una explotada laboral, se me ocurrió la absurda y a la vez genial idea de ponerle mi cara a cenicienta, imprimir la foto y colgarla en la pared de mi oficina.
Así que inicio la búsqueda en Google y escribo «cenicienta pobre limpiando», empiezo a hacer skroll y de repente, cuál será mi sorpresa cuando me encuentro una foto mía. UNA FOTO MÍA. Así es como me ve la red, cómo me ve Mark Zuckleberg, cómo me ve el mundo. Supongo que así también me verá mi jefa.
Sé que llevaba mucho sin escribir, pero un acontecimiento así tenía que ser publicado, contado, cantado, gritado a los cuatro vientos a vosotros cuatrogratos que me leéis.
Muchas cosas han pasado desde la última vez que publiqué. Por ejemplo: holaquétalmehecasado. Esto merece un capítulo aparte, o varios, por eso puedo prometer y prometeo contaros cómo, cuándo y por qué los #nuevospobres decidieron dar el sí quiero y gastarse sus ahorros pasados y futuros en un fiestón.
Queridos #nuevospobres. Hoy escribo para contaros que, como es evidente, he tenido que cambiar el interfaz del blog ¿Por qué? Porque si quería mantener el anterior me obligaban a pagar. Y la verdad es que no entiendo por qué. Cuando recibí el email de WordPress, dándome la triste noticia, entendí mal, y pensaba que me querían pagar ellos a mí por tener una cosa tan fea. Me hizo mucha ilusión, pero cuando lo volví a a leer, me di cuenta de que no, de que en esta vida no se consigue dinero de una manera tan fácil.
Y es que es muy difícil ganar dinero. Hace mucho que no escribo porque no tengo tiempo. Y trabajo mucho. Y gano muy poco. Y yo lo único que quiero son unos zapatos nuevos. O un viaje a Perú. Yo qué sé. Soy de la Generación Millenium, lo quiero todo.
El otro día, una amiga tenía la intención de celebrar una fiesta de disfraces, en la que el tema era: ¿Qué te gustaría ser en tu próxima vida? Tuve mis dudas entre ser un ninja o Jacques Custeau. Pero pensándolo mucho, decidí que me customizaría un traje de «chica de alfombra roja», de esas que posan de espaldas con el cuello descoyuntado. Y me pondría unos bocadillos saliendo de mi boca, diciendo: el secreto de mi belleza es beber mucha agua (yo aquí sigo procrastinando mi hidratación día tras día) y dormir 8 horas (hola ojeras, qué tal estáis).
Pero sin embargo, no tengo tiempo para ser chica de alfombra roja, así que todas las mañanas, cuando salgo de la ducha y me veo los pies, me digo: a ver si esta noche te quitas el esmalte de uñas que llevas desde el 10 de agosto. Cerda.
Sed felices #nuevosobres. Recordad que con dinero y sin dinero, casi siempre hago lo que quiero, excepto tener una plantilla de WordPress decente. Eso no se puede…
P.D: He escogido la primera plantilla gratis que he visto. Cuando el Sr. WordPress quiera que pague por ella, la volveré a cambiar. Gracias Sr. WordPress.
Porque madre no hay más que una, y justo me tocó a mí. Dedico este post a todas las madres, las que lo serán o las que no quieren serlo, porque no les da la gana y punto.
Hoy en #losnuevospobres: Treintona sin hijos.
El otro día, hablando con unos amigos, nos percatamos (a buenas horas) de que a nuestros treintaypico (treintaypocos) jamás podremos convertirnos en madres/padres jóvenes. Si soy sincera, de jueves a domingo no siento para nada la llamada ni la imperiosa necesidad de procrear. De lunes a jueves, quizás, un poco más. Y es que, #nuevospobres, como sigamos así, me imagino caminando con ayuda de un andador al lado de mi hijo, que también caminará con ayuda de un taca-taca; en vez de tener padres van a tener abuelos. Tan curtidita voy a estar que espero que nazcan con la jubilación bajo el brazo.
No puedo evitar pensar que me encanta dormir muchas horas seguidas, ver una peli sin interrupción, improvisar salidas nocturnas, que no me gusta el olor a caca pero sí me gusta gastarme el sueldo en nimiedades… Aunque dicen que se les quiere mazo. A mí, particularmente, me cuesta creer que mi madre me quiera tanto, precisamente porque el pasado domingo llegué una hora tarde a la comida del Día de la Madre, le devolví el coche asqueroso, sin gasolina y apestando a queso que huele a partes nobles. Además aparecí con el móvil roto y sin regalo… (esto último es para introducir el próximo post: #móvilroto).
Mi Santo tiene el gran plan de, si alguna vez decide engendrar un vástago, cuando el heredero cumpla la edad de 3 años será enviado a un internado lo suficientemente lejos como para que la diferencia horaria no permita coger el teléfono en caso de problemas. Los progenitores recibirán al heredero cuando éste llegue a la tercera década de vida y, tras una exigente entrevista,se decidirá por parte del comité familiar si es digno o no de llevar su apellido. No me parece un mal plan. Después de todo, te tragas las cacas y vómitos (no en el sentido literal, entiéndase), pero te ahorras la adolescencia, que hoy en día va de los 10 a los 30.
Sin más, os animo desde aquí a pasarlo bien un rato, ayudando a aumentar la escasa natalidad de este nuestro país ¡¡Procread malditos!!
Sed felices y comed crías de perdices.
Una #outgirl, sin oficio, ni beneficio, ni tan siquiera herederos…