¡Feliz año en Marzo! He desaparecido un tiempo, básicamente porque:
1. Soy una vaga.
2. Compré un dominio por 7€. Me pidieron una contraseña. Se me olvidó la contraseña. La escribí mal tantas veces que me bloquearon la cuenta. Así de idiota soy.
Desde que no aparezco por aquí, más o menos desde 1996, me he apuntado al gimnasio, y no sólo lo pago, sino que también voy. Y he decidido gastarme, de vez en cuando, unos pocos euros en hacerme la manicura. También he hecho más cosas, pero ya os contaré con calma otro día, si es que no me vuelvo a olvidar de la contraseña…
Pues bien, el otro día pasé por delante de un lugar algo cutre y leí: Casa de Uñas. Me miré las manos, abandonadas y tristes y decidí entrar a hacerme la manicura. Me sentaron en una mesa larga, y se me sentó en frente una china con mascarilla y mangas de peluche ¿Qué quiele? -Manicura normal, respondí. Me gruñó. Sacó una lima muy usada y se puso a trabajar. Luego sacó el palo plateado para quitar cutículas y un alicate, puede que también usados. En ese momento todo me dio mucho asco, me imaginé intentando convencer a Mi Santo de que me había pillado VIH, Hepatitis y Sífilis (todo a la vez), por ahorrarme unos euros en la manicura, y me di mucha pena a mi misma. Me daría mucha rabia pillarme hepatitis porque ya no podría beber vino, ni cerveza, ni gintonic, ni pacharán. Después de un rato dejando fluir mis pensamientos hacia la hipocondría más extrema, me tocó pagar. En ese momento pensé, puede que me contagien la hepatitis, pero qué baratas son y qué monas me han quedado las uñas…
Siempre recordaré el día en que el Rey abdicó, como aquél en el que misteriosamente me encontré un chicle pegado en la parte interior de mi calcetín derecho. Extraño hecho. Y es que no sólo soy nueva pobre, sino un poco torpe. Y quizás sea cosa de la porquería que fluye por las aceras de Madrid, o quizás otro mensaje paranormal de parte de ese antepasado que desea verme con un futuro mejor; estoy intentando descifrar qué puede significar…
El caso es que llegué a casa, me quité los zapatos, los calcetines, casi poto del asco y pensé: qué mala reina sería yo…
Cosas por las que no podría ser reina de España:
1. Sólo por el hecho de casarme en la denominada «Catedral de Madrid», otrora denominada Iglesia de la Almudena, otrora denominada «la mayor aberración de arquitectura de interiores jamás construida por la mano del hombre»… bajo el sermón del antiguo artista Paco Clavel, ahora llamado Rouco y convertido en cabeza de la Iglesia española, me hubiese dado tal urticaria que me hubiesen tenido que sacar de allí en camilla.
Con chandal y tacones, elegante a la par que informal…
2. Tener que madrugar para estar tiesa en un desfile militar. Peluquería, maquillaje, modelito cosido con la tela de las cortinas, tiara de museo geominero, banda de tela, zapatos para estar a la altura de la torre del marido-rey… Seguro que andaría como un pato mareado y me parecería más a una de las hermanas de Cenicienta que a una reina de verdad.
La sencillez como modo de vida royal.
3. El besamanos. O pasamanos. O como se diga. Tienes que saludar a cientos de personas al día. Cientos de personas que no sabes si se han lavado las manos después de hacer pis. Me imagino con el bote de gel antibacteriano bajo el sobaco y frotándome las manos entre entre saludo y saludo.
¿Os habéis lavado las manos, cochinillos?
4. Salir en el Hola. Me da mucho miedo salir en el Hola. No sé quién es el encargado o encargada de filtrar con Photoshop las caras de las famosas. Pero no he visto nada igual en mi vida. Horror.
Yo ni soy royal, ni tengo photoshop.
5. Las reinas no hacen caca. Ellas ya tienen su trono de verdad. Y yo no podría estar tanto tiempo sin ir al baño. La reina madre Sofía debe de estar muy contenta de que por fin podrá deshacerse del producto de 40 años de cóctel real.
Yo no hago esas cosas. Jó-de-piiiiiii.
Y estos son los 5 puntos del por qué yo no podría ser reina. Sí me gustaría poder decir: mi Reino por una Mahou. Eso sí molaría
Ahora sólo me queda esperar al discurso de Navidadpara ver cómo maneja Felipe el movimiento de cabeza en el cambio de cámara. También he pedido audiencia con él para que me firme mi título de Licenciada en Historia, seguramente valga la misma mierda con su firma que con la de su padre, pero a lo mejor me consigue sacar de esta mi condición de nueva pobre.
¡Viva la nueva pobre! ¡Viva!
Esto no es un adiós, es un hasta lue… Vale, es un adiós.
A veces un fin de semana da para mucho, #nuevospobres, y el pasado ha sido uno de esos. Intenso, muy intenso:
1. He ido al teatro. Recomendación #nuevospobres: Misántropo. Porque una es #nuevapobre y está muy out, pero de vez en cuando hay que ir a ver las cosas buenas, que haberlas haylas. Y gastarse el sueldo en algo no frívolo está pero que muy bien, se queda una con la sensación de haber invertido en neuronas.
2. He ido a un garito secreto: No digo el nombre porque es secreto. Y no diré más cosas para no dar pistas.
3. He ido a un bautizo: En realidad no llegué al bautizo porque soy una cateta de la metrópoli y me pierdo en cuanto salgo más allá de la urbe. Así que llegué directamente a la comida después de haber pasado una hora en el coche cuando debería haber sido media (próximamente en #losnuevospobres: mi odio acérrimo hacia los GPS). Muy bonito todo y muy rico. Me dio mucha pena no haberme llevado el tupper, porque una no sabe cuando volverá a comer caliente. Pero se me olvidó.
4. He visto la final de la Champions: Creo que debería llamarse liga de Campeón y no de Campeones, porque sólo gana un equipo, pero allá ellos… Como no tengo personalidad decidí que animaría al equipo ganador. Una no debe sufrir por el fútbol, ni por #casinada. Si os soy sincera, yo en realidad debería ser del Real Madrid: mi padre me llevaba al Bernabéu cuando era muy pequeña, y como él estaba atento a otra cosa, jamás se dio cuenta de que su hija era tan vaga que se comía bolsas y bolsas de pipas sin pelarlas; de que conocía a todos los señores calvos, gordos y fumadores de puros de la zona; de que alguno de ellos compartía su bocadillo conmigo; de que como me daba miedo ir al baño sola una vez hice pis en el suelo y nadie se dio cuenta porque el partido debía ser la mar de interesante; de que cuando se acababan las pipas llenaba esa misma bolsa de colillas por mera diversión y por afán coleccionista… Y aunque aprendí lo que era un fuera de juego antes que a leer, me da igual el fútbol. Lo importante no es ganar, lo importante es celebrar. Y eso hice el sábado pasado: celebrar.
5. Fui tomar el Coyudo (mitad comida, mitad desayuno. En inglés se dice Brunch, pero me suena como a eructo: brruuuch): Madrileños y visitantes, no debería gritarlo a los cuatro vientos porque bastante lleno está siempre, pero si queréis un buen Coyudo id a Carmencita.
6. He votado: y como por los siglos de los siglos seguiré empadronada en casa de mis padres, allí que me fui. Me hubiese gustado cerrar los ojos y coger cualquier papeleta al azar, pero Mi Santo me miraba desde lejos y aún no ha decidido dejarme, así que no quería parecer tan idiota a sus ojos. La verdad es que me daba igual quién ganase la Liga de Campeón, pero hubiese preferido que NO sacasen tantos votos ciertos partidos. No entiendo cómo, por ejemplo, Marie Le Pen ha podido sacar un 25% de votos, creo que es porque tiene nombre de actriz porno y a los franceses les encantan las pelis cochinas. Sí, debe ser por eso…
7. He visto el Lobo de Wall Street: Me pareció ver a Marie Le Pen entre tanta tía en pelotas.
Marie Le Pen obtiene el 25% de votos.
Y esto es todo #nuesvospobres. No sé por qué os he relatado mi fin de semana. En realidad quería contaros otra cosa pero me he liado. Cómo veis, mucho evento, mucho evento, pero servidora no logra salir de la condición de #Outgirl.
Sed felices, y celebrad, lo que sea, pero ¡¡celebrad!!
Creo que nunca os he contado, queridos #nuevospobres, que mi Santo me hace dormir, noche tras noche, con Iker Jiménez (no físicamente, entiéndase). Lo llevo bien, tiene una voz tan monótona y, tan poco me interesa lo que está contando, que me quedo dormida al instante. Insomnes, os lo recomiendo. Otra historia es cuando la que habla es su querida esposa, Carmen Porter, embutida en esa chaqueta de poliuretano de Bershka.
El caso es que no creo en fenómenos paranormales, pero no hace mucho me pasó una cosa que no puedo evitar contaros, porque sólo a una #nuevapobre le pueden pasar esta clase de misterios inexplicables: estando yo en casa de Mi Santo, cuando aún no era MI CASA, me metí discretamente en la ducha (no daré detalles por purita decencia) y cuando estaba plácidamente debajo del chorro de agua a 75 grados Celsius, algo cayó en mi hombro. Asustada, y pensando que de un bicho se trataba, con un rápido y probablemente ridículo movimiento, me lo quité del hombro. Cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que no se trataba de un bicho, sino de una moneda.
Es ese momento sentí más sorpresa que pánico. Y me sentí más #nuevapobre que nunca. Que un fantasma, espíritu, espectro (o lo que sea) te tire una moneda desde el otro mundo, es el colmo de la lástima. No sé qué antepasado mío se habrá sentido con ánimos de hacer un viaje tan largo para darme esperanzas de que, al menos, en el Más Allá, hay alguien que piensa que me merezco algo mejor.
Sed felices #nuevospobres y recordad que con esfuerzo, trabajo, perseverancia y espiritismo podremos salir de esta nuestra condición de #nuevospobres.
Hola #nuevospobres. Mis allegados me dicen que mi blog es feo. Y a mí, en realidad, me importa poco. Pero como tengo una personalidad regulera, ahora sólo veo los defectos, y me siento insegura.
Cuando me propuse escribir sobre nosotros, #losnuevospobres, me imaginaba un blog precioso con imágenes en movimiento, iconos que redirigiesen a redes sociales, etc. Me abrí la cuenta en WordPress y me puse a elegir plantilla. Pero ¿esto qué es? ¿que hay que pagar? Así que reduje mi ámbito de acción a las plantillas gratis. Una vez elegida la plantilla, muy mosna ella, me di cuenta de que para que quedase decente había que ponerse a trabajar en lenguaje HTML ¿En serio? Estamos en el siglo XXI, no existe el esperanto pero sí existe el HTML. Lo siento, pero no me parece normal. Así que me decidí por esa mierda de plantilla que tengo y por esa letra tan cutre y ese color rojo tan feo. Pero yo qué sé, sólo quería escribir. Y lo importante es el contenido, no el continente.
Hablando de contenidos y continentes: ayer estuve en el Museo Arqueológico, ahora llamado MAN (nada más entrar Mi Santo me preguntó ¿qué habrá sido de la revista MAN? sacaban a tías muy buenorras). El caso es que ayer, día de los museos (uséase museos GRATIS), levantamos nuestros culos del sofá y allí que nos fuimos. Como historiadora que soy disfruto mucho en el MAN (el museo, no la revista). Aunque esté lleno de niños es bastante agradable. Pero, de repente, me planteo muchas cosas ¿sabéis?:
La Dama de Elche: en la cartela dice, entre otras cosas «Piedra caliza, Alcudia de Elche (Elche, Alicante), siglos V-IV a.C… retrato de una dama de la aristocracia ibera, cuyos descendientes la habrían divinizado» ¿Estáis seguros? Y si en realidad es algo así como: «oye Loli, pues sí que os ha quedado bien el retrato de la abuela en el salón, está igualita igualita que cuando hizo de fallera mayor, cómo la echamos de menos…».
La abuela Dolores cuando fue Fallera Mayor
O esto: «Huevo de avestruz pintado, colonización púnica, siglos V-III a.C, su aparición, de carácter sagrado, hay que relacionarla con un pensamiento de fertilidad, de principio vital y de resurrección, como símbolo en el cual se encuentra encerrado el hálito vital, con el que se pueden volver los muertos a la vida…» ¿Seguro? Porque a mí me pega más que sea algo así como: «mamá, mamá, mira tu regalo del día de la madre, te he pintado un huevo ¿te gusta? Ay qué bonico hijo mío, irá parar al armario de tus regalos del día de la madre». Y por eso los arqueólogos encontraron una colección de huevos púnicos dos milenios después.
¡Feliz día de la Madre, mamá!
Y esto es todo por hoy. La conclusión es: tengo un blog feo, pero si dentro de dos mil años arqueólogos digitales lo encuentran en la arqueo-red, verán en él cómo destaca su uso como enclave terapéutico, o núcleo geopolítico dependiente de diversas comunidades ibéricas, al encontrarse en un importante paraje digital y a la vez punto importante en las vías de comunicación post-contemporáneas; quizás puedan ver que es feo porque pertenece a la proto-historia de las redes sociales. Será difícil de fechar, entre 1998 y 2008 (así de cutre es).
Algún día lo pondré bonico para que dejéis de decirme que es feo y para que dentro de dos mil años lo podáis ver en el MAN (o en la revista MAN).
Nosotros, #nuevospobres, los premiados por el Altísimo (que no por nuestros años eternos de estudio, esfuerzo y dedicación) con un empleo digno, sabemos que recibir un sueldo a fin de mes es la mayor recompensa para nuestras largas jornadas laborales. Generalmente cuando llega el día 28 del mes, servidora se empieza a poner nerviosita con el tema. Como me he descargado la aplicación de mi banco en el móvil (meeeecc, error), lo miro compulsivamente, cada hora, durante los 4 últimos días de mes, hasta que el Altísimo (esta vez me refiero a la persona que me paga en la Empresa) decide ingresarme el sueldo.
Los meses de fortuna puedo estar más o menos desahogada (esto significa: que no me fíen en la cafetería del trabajo), pero los meses trágicos sobrevivo desde el día 25 comiendo pan y agua (metáfora de «no tengo un duro», sí que como). Excepto el pasado mes de abril, que por un error de cálculo en el pago de las vacaciones de verano, me ingresaron el sueldo, me realizaron un cobro, adiós sueldo. Mi madre me pide con resignación el dinero prestado. Cuánto rencor.
En aquellos meses trágicos una se pregunta ¿dónde-coño-se-ha-ido-el-sueldo? Os recomiendo que no estudiéis vuestros hábitos de consumo. Ya os conté una vez que tengo un Kakebo («el libro de cuentas japonés para uso doméstico», 20 € en Blackie Books). Y que el 95% de mi sueldo va a parar al apartado «ocio y vicio». Vale, cuando llevas cinco meses seguidos utilizando el maldito Kakebo para todos los malditos gastos y sigues confirmando mes a mes que el 95% de tu sueldo va a parar a «ocio y vicio», y que así seguirá siendo por los siglos de los siglos, amén, es el momento de resignarse y dejar de utilizarlo. Y así esperar con ansia e imperiosa necesidad el día en que al Altísimo le de por ingresarte el sueldo.
Y es que, #nuevospobres, una no trabaja gratis (o no debería), excepto cuando puedes colaborar un poquito en algún proyecto bueno y divertido, como este vídeo de Alborotador Gomasio, dirigido por el gran Quique Santamaría y con Julio Llorente haciendo la foto ¡Disfrutadlo!
Porque madre no hay más que una, y justo me tocó a mí. Dedico este post a todas las madres, las que lo serán o las que no quieren serlo, porque no les da la gana y punto.
Hoy en #losnuevospobres: Treintona sin hijos.
El otro día, hablando con unos amigos, nos percatamos (a buenas horas) de que a nuestros treintaypico (treintaypocos) jamás podremos convertirnos en madres/padres jóvenes. Si soy sincera, de jueves a domingo no siento para nada la llamada ni la imperiosa necesidad de procrear. De lunes a jueves, quizás, un poco más. Y es que, #nuevospobres, como sigamos así, me imagino caminando con ayuda de un andador al lado de mi hijo, que también caminará con ayuda de un taca-taca; en vez de tener padres van a tener abuelos. Tan curtidita voy a estar que espero que nazcan con la jubilación bajo el brazo.
No puedo evitar pensar que me encanta dormir muchas horas seguidas, ver una peli sin interrupción, improvisar salidas nocturnas, que no me gusta el olor a caca pero sí me gusta gastarme el sueldo en nimiedades… Aunque dicen que se les quiere mazo. A mí, particularmente, me cuesta creer que mi madre me quiera tanto, precisamente porque el pasado domingo llegué una hora tarde a la comida del Día de la Madre, le devolví el coche asqueroso, sin gasolina y apestando a queso que huele a partes nobles. Además aparecí con el móvil roto y sin regalo… (esto último es para introducir el próximo post: #móvilroto).
Mi Santo tiene el gran plan de, si alguna vez decide engendrar un vástago, cuando el heredero cumpla la edad de 3 años será enviado a un internado lo suficientemente lejos como para que la diferencia horaria no permita coger el teléfono en caso de problemas. Los progenitores recibirán al heredero cuando éste llegue a la tercera década de vida y, tras una exigente entrevista,se decidirá por parte del comité familiar si es digno o no de llevar su apellido. No me parece un mal plan. Después de todo, te tragas las cacas y vómitos (no en el sentido literal, entiéndase), pero te ahorras la adolescencia, que hoy en día va de los 10 a los 30.
Sin más, os animo desde aquí a pasarlo bien un rato, ayudando a aumentar la escasa natalidad de este nuestro país ¡¡Procread malditos!!
Sed felices y comed crías de perdices.
Una #outgirl, sin oficio, ni beneficio, ni tan siquiera herederos…
Hola #nuevospobres. No, no seré yo quien os indique qué está IN y qué está OUT, este mes. Para eso ya tenemos a Josie, ese fantástico ser que puso Dior en la Tierra para indicarnos qué está raséeeeee y qué no…
Pero hace unos días que pienso en que hay cosas que no deberían existir, y es por pura manía personal. Dándole vueltas a la cabeza me he dado cuenta de que soy una hortera, pero como las grasas, amigos, hay horterismo malo (HOLO) y horterismo bueno (HOBO). El horterismo malo me provoca caries y el horterismo bueno me hace feliz con maldad… Aquí van algunos ejemplos:
HOLO:
1. Las frases cursis y positivas. El optimismo con letra cuqui imitando el hipsterismo de 2012, típico de cualquier bar de Chamberí y que se extiende como el H1N1 por toda la región. Fuera, fuera y fuera. Arial 12, ¡vuelve por favor!
No me cuentes milongas
2. Las orquídeas. Son horteras y punto. Y si pones un flusflús del chino al lado para imitar un ecosistema tailandés en tu casa del centro de Madrid con 0% de humedad, mucho más. Pon un geranio en tu vida.
Uy, mira tú qué cuqui.
3. Comprar perros de raza. Gente, no gastéis dinero en la compra de un cánido de pedrigrí, sé que son muy mosnos y también tienen derechos, pero id a la perrera o asociaciones similares y adoptad un ser de cuatro patas o tres (como Lupita, la perra de mi amiga expatriada). Harás el bien y tendrás un amigo para toda la vida (de 10 a 15 años aprox.).
Perro arrastrándose que me ha hecho gracia en Tumblr.
4. Contar tus dramas en Facebook. La vida en las redes sociales tiene que ser maravillosa, que para lo demás ya tenemos la vida real. Si tienes un problema llama a una amiga, a tu madre o visita un psicoanalista argentino, pero jamás lo cuentes en público. Puedes incluso colgar fotos de tus pies en la playa. Pero no me cuentes cuentos. No seas HOLO.
Adolescente amargada contando sus dramas en alguna red social.
5. Blogs de bodas. ¡¡¡¡¡PORELAMORDEDIOSYAESTÁBIEN!!!!!! Y esto es todo lo que tengo que decir de los blogs de bodas.
¿En serio?
HOBO:
1. Gastarse el sueldo. No ahorréis, es cosa del pasado. Viajad. Gastad. Comed mucho. Bebed más. O acaso queréis que nos pase como a los pobres señores de las preferentes… Mejor guardad recuerdos y fotos de Instagram. Eso está muy IN, os lo dice una #nuevapobreconexperiencia.
Richie Rich es cosa del pasado. Ahora se llama Richie NuevoPobre.
2. Postales de gente desnuda. Porque los carteros, esa profesión abocada a la extinción, también tienen derecho a darse una alegría. Y porque no hay nada más inmaduro y más HOBO que mandar una postal de tetas y culos. Me encanta. Amigos viajeros y viajantes, quiero postales de gente en pelotas, por favor (para más información, dirección por privado).
HOBO, muy HOBO.
3. ¡¡¡Libertad de horarios!!!! Cosa que no tengo y es mi objetivo en la vida. ¿Horario de 9 a 7? ¿Pero dónde estás, en el siglo XX? No sé si es hortera o no, pero me apetecía gritarlo a los cuatro vientos.
No sabía que foto poner, pero esta me gusta.
4. Las cosas soeces. Como las Jotas picantes o rimar el cinco con un «por el culo te la hinco». Más que hortera es cutre, o una mezcla, pero no puedo evitarlo (Ojo, las jotas picantes son muy pegadizas y está feo cantarlas en la oficina).
5. El limón helado. Típico de restaurante de la sierra, el de la nevera de Menorquina de 1987. Ya sé que utilizan la misma tapa chupada para todos, y que compartimos babas con los aldeanos de la zona, pero…¡y qué! We love it.
Limón helado de bar.
Y hasta aquí puedo leer #nuevospobres. Ser hortera no está mal. Serlo y querer aparentar no serlo está feo. ¡Arriba el hule!
Sed muy felices y comed cocktail de gambas, con mucha, mucha, mucha, salsa rosa.
(Próximamente, en #losnuevospobres, Comida HOLO y HOBO)
Hola #nuevospobres. He estado (de nuevo) un poco desaparecida. Ya sabéis: mucho trabajo + problemas de procrastinación = ya lo haré mañana.
Tenía preparado algo más interesante, pero no me ha apetecido colgarlo hoy. Así que os voy a contar otra cosa: resulta que Mi Santo y yo, personas fieles por naturaleza (como dos chuchillos recogidos en la calle, que es lo que somos), tenemos una lista de 5 personas cada uno con las que se nos es permitido pasar una noche. Sólo una noche (e incluso una mañana), pero nada de enamorarse y esas cosas que nos da por hacer a los pobres. Como Mi Santo es muy despistado nunca se acuerda de los míos, así que me puedo permitir ir cambiándolos según mis variaciones hormonales. Gracias. Aquí van nuestros 5 comodines.
Mis deseos:
1. Idris Elba. Porque sí. Y porque en caso de Holocausto Zombie ganaría la guerra él solito, con sus manos grandes y su todo grande.
2. Daario Naharis: El antiguo. Porque espero que en nuestra noche infiel me llame Khaleesi y pueda sacar la Mother of Dragons que llevo dentro ¡hombre ya!
3. Khal Drogo: Mujeres del mundo, no tengo que deciros por qué. Hombres del mundo: nos da igual que no se duche. Nos gusta su sudor de macho alfa.
4. Simon Baker: el yerno que toda madre quisiera tener. Y porque cocina y se plancha solo las camisas.
5. Barack Obama: Porque la Lewinsky pasó de moda y necesitamos pronto un escándalo público made in USA o me muero del aburrimiento. God bless America.
Los deseos de Mi Santo:
1. Emily Ratajkowski: Vístase señorita, que va a coger usted frío. Me ha costado horas encontrar una imagen en la que no estuviese desnuda. Y este blog tiene un decoro.
2. Chistina Hendricks: ¿En serio? Querido, no te quiero perder para siempre. Y ese canalillo es un agujero negro, el Triángulo de las Bermudas, la falla de San Andrés, el pozo de Samara… Vivo con miedo a que Christina Hendricks sea en realidad el ojo de Sauron.
3. Katy Perry: Esa mujer made in USA que huele a cereza.
4. Jaime Pressly: Lo puedo aceptar,sólo porque hizo un vídeo con Marilyn Manson. También me ha costado encontrar una imagen suya en la que no estuviese en pelotas. Ojito, Mi Santo, que esta te pega una hostia y te deja en el sitio…
5. Jennyfer Connely: Tú verás querido. Si la aguantas toda la noche, con su Dieta Vegana Macrobiótica Montignac Dukan de Jesús y sus interrupciones para ir al baño a vomitar, entonces y sólo entonces, la Jenny es tuya.
Y esto es todo amigos. No os preocupéis que Mi Santo y yo seremos fieles for ever and ever. Principalmente porque jamás en la vida estos seres se fijarían en unos vulgares mortales como nosotros.Qué le voy a hacer si sólo soy una outgirl.
Sed felices y comed muchas cosas ricas… Ay omá, qué rico.
Hola #nuevospobres, sí, ya estoy de vuelta de vacaciones. Ay, vacaciones. No hay nada más de nuevopobre que las vacaciones…
Anuncio sugerido en mi muro de Facebook. Dieta para Treintonas ¿qué demonios es una treintona?
Pero no es de eso de lo que os quiero hablar. Llevo unas semanas pensando en qué clase de treintañera soy. Treintañera, la edad límite entre los que cruzan el puente hacia la responsabilidad y los que pasan de hacerlo. Cuando tus amigos deciden que mejor maduran y tú te aferras a las veintena luchando contra el maligno y gritando: ¡¡nooooo, no me lleves hacia la madurez, no quiero ir hacia la luz!! Y vas a casa de tus colegas, que tienen hijos y Thermomix. Cuando estás allí sentada con un bebé en brazos, recibes un whatsapp de una amiga en tu misma condición que te dice: «anoche me lié con dos, jaja». Y tú contestas: «qué crack, jaja». Y miras a tu alrededor y te preguntas: ¿qué clase de treintañera soy?
El otro día fui a comprarme una crema hidratante. La dependienta, muy maja, me enseñó una: calidad/precio aceptable. Me la llevo. De repente, me mira fijamente y me pregunta: ¿pero cuántos años tienes? Titubeé. Respondí. Se encendió una alarma, wuaaa wuaaa wuaaa: mejor llévate esta, me dice. Es antiarrugas, fresca y ligera, es muy cómoda para el día a día, y con SPF 20… Llévate también la de noche, a tu edad es muy importante prevenir. Las treintañeras estáis llenas de estrés y hay que protegerse de los radicales libres ¿Los qué? Y también te voy a dar un contorno de ojos, tendrás que combatir esas patas de gallo. Es que me río mucho, señora ¿Quieres llevarte también el serum? ¿El serum, señora, se dice en latín?
Así que no supe decir que no, y me fui con una bolsa llena de cremas que no sabía que necesitaba y con muchos euros menos en una cuenta bancaria que hace eco…
Y es que #nuevospobres, a esta edad, una no sabe si ponerse la crema antigranos o la crema antiarrugas o las dos a la vez y que gane la mejor.
A veces me olvido de ponérmelas y sé que me llenaré de arrugas y manchas en la piel. Por eso jamás, jamás, jamás… dejaré de ser una OutGirl.