AH DEL CASTILLO

Nueva pobre en un castillo

Lo sé amigos, hace un montón que no escribo, y me he fustigado bastante por ello, pero he tenido un par de semanas intensas labrándome un futuro digno y esperando abandonar pronto esta mi condición de nueva pobre. Ya os contaré en otra ocasión mis problemas procrastinatorios, antes llamados dejadez. He trabajado mucho, sí, pero también me he comprado unos zapatos preciosos y caros. Me he ido de fin de semana a un castillo. He comido en un restaurante estrella Michelín (el otro día me enteré que se pronunciaba Mishelán, estos gabachos cómo son). También han cerrado el Museo del Prado para mí…

No puedo dejar de relataros el fin de semana riojano donde mi Santo y yo fuimos amablemente invitados por un grupo de sabios abogados maduros (de la misma edad que yo, pero maduros). Nos alojamos en un castillo del siglo XIV, no tipo Port Aventura, sino de los de verdad.

Me comporté como una verdadera #horteranuevapobre:

  1. Grité «ah del castillo» al cruzar la puerta ante la mirada atónita de los presentes, a los que aún no conocía.
  2. Saqué todas las fotos posibles. Estos artistas, cómo sois, nos decían algunos. Yo no soy artista, querida, sólo estoy flipando. Las mandé por whatsapp a los colegas. Dar envidia era mi objetivo.
  3. Bebí todo el vino caro que me sirvieron. Hubiese bebido más, pero no me lo sirvieron.
  4. Bailé entre los viñedos del castillo. Vestida.
  5. Posé delante, detrás, a un lado y a otro de las obras de arte. Porque la bodega en cuestión, queridos, tiene una colección de arte contemporáneo ¿cómo te quedas? Muerta Sánchez…
  6. Nos levantamos y el desayuno estaba puesto. Os lo digo para que lo sepáis (no es una información relevante pero era mi deber informar de este hecho puntual sin gracia ni sentido).

Pero cuando llegó el domingo, #nuevospobres, mi Santo y yo volvimos a casa habiendo pasado un estupendo fin de semana… Fue entonces cuando, en el atasco de 3 horas entrando a Madrid, abrí la aplicación del banco que llevo en el iPhone, miré el saldo de mi cuenta y apagué el móvil. Al llegar a casa compré patatas para todo el mes. Porque una puede comer en un restaurante con estrella «Mishelán» y no despeinarse, pero de mi arroz con patatas hervidas, no encontraréis jamás, jamás, jamás, una foto en Instagram.

Sed felices, comed perdices e inmortalizad el momento. Pero el resto del mes, cuando comáis vacas flacas, vosotros, ni mú.

Una Out Girl

GET THE LOOK NUEVA POBRE. GET THE LOOK SÚPERHÉROE SÚPER-CUALIFICADO.

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Porque todos tenemos un amigo ingeniero, médico, humanista, arquitecto,diplomado,licenciado,doctorado,masterdeluniverso… que no llega a fin de mes.

Si eres un súper-cualificado, éste es tu outfit. Get the look súper héroe y demuéstrale a tu jefe que eres capaz de hacer 15 cosas a la vez y entrégaselo «antesdeayer», por el precio que merece tu contrato de becario no remunerado. Quítate las gafas modelo ClarkKent y cálzate la nueva capa #yopuedocontodo. Causarás sensación en la oficina. Es el street style que estabas buscando.

Para esta primavera/verano 2014, get the look nueva pobre, get the look súper-cualificado.

NUEVA POBRE EMPIEZA A COMER DE TUPPER

Hace ya unos años mi madre leyó en algún sitio que las señoras ricas de Nueva York cogían los sobrecitos de azúcar de los restaurantes y se los llevaban a casa con el fin de ahorrar en dicho producto. Así fue como mi madre, por no ser menos, empezó a meterse en el bolso sobres y sobres de azúcar cada vez que entrábamos en algún restaurante, bar o comercio de restauración cualquiera mientras mi hermano y yo, muertos de vergüenza y en voz muy baja soltábamos un «mamáaaaa» de esos que se dicen con la boca cerrada. Ella contestaba un «he leído que lo hacen las ricas de Nueva York». Y con eso zanjaba cualquier posible queja. Hubiese preferido que me contestase aquello de: «tú no has vivido una guerra», pero es que ella nunca ha vivido una guerra.

A todo esto debo decir que en casa jamás hemos tomado azúcar, así que si alguna vez venís invitados intentad tomar el café amargo, porque probablemente, si lo pedís, estaréis ingiriendo azúcar de 1993.

Esto me recuerda que el otro día mi amigo Quique nos invitó a comer por su XXX cumpleaños a un noble restaurante al norte de Madrid, y no faltaron los tuppers varios para llevarnos las sobras. Siempre hay sobras, así que aceptad mi consejo:

CONSEJO DE NUEVOS POBRES

(por favor, visualicen esto con la tipografía y la música de Movierecord. Gracias):

Nunca, nunca, nuca, salgáis de casa sin un tupper. Porque ese objeto de plástico cutre, tan denostado hace unos años, puede llenaros la nevera. Sí, puede que sea difícil deshaceros de la grasilla que se queda pegada en el plástico tóxico y que éste se vaya desintegrando y uniéndose a los alimentos y que en unos años todos muramos de cáncer, pero señores, acepten nuestro consejo: vais a casa de vuestra madre: llevad el tupper. Vais a casa de vuestra suegra: llevad el tupper. Vais a Casa Lucio: llevad el tupper. Vais al PolloLoco: llevad el tupper. Pintadlo de dorado si queréis, pero llevad el tupper. El tupper en el bolso. El tupper en la mochila. El tupper en el bolsillo. El tupper en la mano. Pero vayas donde vayas lleva el tupper. Y a poder ser llamadlo táper y no túper. Que somos nuevospobres, pero cultos. En todo caso, hagas lo que hagas, lleva el tupper.

 Y tras esta estupidez de post os doy los buenos días nuevospobres. Sed felices y comed perdices, o percebes, o jamón del bueno, pero siempre, siempre, siempre, en un tupper.

 La Nueva Pobre.

*Minuto de ovación al Ilistrísimo Señor Don Earl Silas Tupper, que se hizo rico inventando un producto para pobres. VIVA ÉL.

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GET THE LOOK. Viaja en Ryanair

Queridos nuevos pobres: abrimos la sección GET THE LOOK NUEVA POBRE. Hoy GET THE LOOK VIAJA EN RYANAIR.

GTL Ryaner

Porque una maleta está llena de porsiacasos y porque los porsiacasos pesan más de 10 kg., seguid mi consejo: los cinco kilos que sobran os los lleváis encima. Inspiraos en el look Heidi, fue una adelantada a su tiempo. Viajar en asientos de plástico es peligroso, protegeos con defensas en rodillas, codos y muñecas. No olvidéis el cepillo de dientes. Recordad que llevar todo lo necesario es fácil si despistáis a la azafata de la puerta.

Una vez en el avión, después de dos horas en la cola para poder coger ventanilla, buscad un sitio para colocar vuestra maleta de #10kgjustitos. Rogad no tener que viajar con ella bajo los pies. Relajaos. Comprad lotería, quizás así no tendréis que volver a viajar en lowcost. Puede que hagáis escala de emergencia para repostar. No os preocupéis, recordad que el piloto es un becario bastante bien preparado. Comprad un café por 12 euros. Intentad dormir. Morid de tortícolis. Y entonces, una vez que toque la corneta, sólo entonces, sabréis que habéis llegado al aeropuerto, ese que está a 150 km. de vuestro destino.

Buen viaje,

Los Nuevos Pobres.

NUEVA POBRE SE DA CUENTA DE QUE ES NUEVA POBRE

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Sucedió en la Primavera de 2013. Mi santo y yo estábamos invitados a una boda en Tenerife. No teníamos un duro pero… ¿decir que no? eso jamás. Así que hicimos nuestra minimaletade10kgporquenosotrosviajamosenRyanair y allí que nos fuimos. Ya se sabe que los aviones de Ryanair son como las resacas: siempre prometes que será la última, pero vuelves a caer cada vez que tienes la oportunidad.

En realidad mi santo viajó un par de días antes para asistir a la despedida de soltero. El tío no se quiso gastar 10 euros en una crema para el sol decente, así que se gastó 3 en una mierda crema y cuando llegué al aeropuerto de Los Rodeos tenía los tobillos tan quemados e hinchados que más que tobillos deberían haberse llamado «tobos» y el pobre, en medio de la boda tenía que subir cada media hora a la habitación del hotel a meter los pies en la bañera.

Pues bien, la famosa boda se celebró en un hotel deluxe al sur de Tenerife. Está bien Tenerife, me encanta esa isla de Alemania. Los novios tuvieron el gran detalle de invitarnos a dormir en el súper hotel donde celebraron la fiesta. El típico favorazo-putada. Sí, porque mi santo y yo no nos podemos permitir ni una noche en ese hotelazo donde los empleados te ponen una sonrisa hasta para cortarte las uñas de los pies. Así que tuvimos que pasar el resto de las noches en un caca hotel: sin aire acondicionado, con mosquitos asesinos, con buzón de adorno, porque nuestras postales de tías desnudas jamás abandonaron aquel lugar…

Cuando salí de la ducha del súper hotel, donde el baño tenía ducha y bañera, y me puse el albornoz blanco nuclear, las zapatillas de tela con el logo del hotel, la toalla mullida y confortable en la cabeza… allí, señores, me sentí como en casa. Fue entonces cuando me miré en el espejo y previa autofoto que subí acto seguido a Instagram, me di cuenta de que me había convertido en una nueva pobre.

Buenas noches y buena suerte,

La Nueva Pobre.

PRÓLOGO

Hace mucho tiempo que vengo dando vueltas a esto de escribir sobre nosotros, #losnuevospobres. Llevo meses hablando del tema y por fin me pongo a escribir… Básicamente porque ahora mismo no tengo nada mejor que hacer. Seguro que mañana se me ocurre algo mejor que hacer con mi tiempo y este blog queda en el olvido de los blogs.

Hace unos meses mi madre me regaló un «Kakebo», la forma en que los modernos llaman a un cuaderno de cuentas que en realidad te podrías hacer tú mismo pero que como lo fabrica Blackie Books y lo vender en tiendas hipsters, mola. Por supuesto lo he usado tres semanas y se me ha olvidado que existe, pero echando un vistazo a mis últimos gastos me he dado cuenta de que en esas tres primeras semanas de enero el 95% de mis gastos va a parar al apartado «ocio y vicio». Y eso, señores, es lo que me define como nueva pobre. Tengo 30 años, un trabajo de esos que la gente te dice «cómo mola» pero que en realidad es una hez porque hay que madrugar, hay que trabajar y gano una mierda. Pero da igual, porque mi vida es ocio y vicio.

Y me he convertido en una hortera. Soy una pobre que va de rica. Paso de adaptarme a los nuevos tiempos. Soy una nueva pobre.

Bienvenidos todos.

La Nueva Pobre.